La planificación fiscal anual es una herramienta clave en la labor de cualquier asesor fiscal. No solo permite optimizar los recursos de los clientes, sino también garantizar el cumplimiento normativo, anticiparse a riesgos y contribuir a una toma de decisiones eficiente y estratégica. Para un profesional de la asesoría, dominar este proceso es fundamental desde el inicio de su carrera.
Hacer una buena planificación fiscal anual
Una correcta planificación fiscal anual parte del entendimiento profundo de las normas tributarias y del marco contable que rige la actividad económica de las empresas o personas físicas asesoradas. Más allá del cumplimiento de plazos, se trata de un ejercicio de previsión y análisis continuo.
Este enfoque exige una mentalidad proactiva. En lugar de limitarse a reaccionar ante las obligaciones fiscales una vez vencidas, el profesional debe trabajar durante todo el ejercicio para ajustar las decisiones empresariales al calendario tributario, buscando siempre eficiencia fiscal dentro de la legalidad.
Además, la planificación no es solo fiscal. El componente contable cumple un papel esencial. La estructura del plan general contable, la clasificación adecuada de ingresos y gastos y la correcta imputación temporal inciden directamente en el resultado fiscal. Por eso, integrar ambas dimensiones —fiscal y contable— no es opcional, sino imprescindible.
Paso a paso para hacer una buena planificación fiscal contable
Una planificación eficaz se desarrolla siguiendo un proceso estructurado. A continuación se presenta un esquema paso a paso, útil tanto para asesores consolidados como para quienes comienzan a ejercer:
1. Revisión del cierre contable del ejercicio anterior
Antes de diseñar una nueva planificación, es crucial revisar el resultado contable del ejercicio anterior. Esto incluye:
- Verificar ajustes extracontables realizados
- Analizar la evolución de ingresos y gastos
- Estudiar las bases imponibles y deducciones aplicadas
Este análisis inicial sirve como base para detectar patrones y oportunidades de mejora.
2. Estimación de ingresos y gastos futuros
A partir de los datos históricos y proyecciones económicas, se realiza una estimación realista de los ingresos y gastos para el ejercicio. Esto permitirá prever el beneficio contable y, con ello, la base imponible del impuesto sobre sociedades o IRPF.
El conocimiento del negocio del cliente y del sector es clave en este punto. La experiencia del asesor fiscal marca la diferencia al afinar previsiones y detectar contingencias.
3. Identificación de incentivos fiscales aplicables
Una parte esencial de toda planificación fiscal contable consiste en conocer y aplicar los incentivos fiscales disponibles. Algunos ejemplos:
- Deducciones por I+D+i
- Libertad de amortización
- Compensación de bases imponibles negativas
- Reducción por mantenimiento o creación de empleo
- Incentivos regionales o sectoriales
Aplicarlos correctamente exige conocer tanto la normativa estatal como la autonómica y local.
4. Optimización de la estructura de costes y gastos deducibles
Una gestión eficaz de los gastos deducibles permite reducir la carga tributaria sin alterar la actividad económica. En este paso se revisan:
- Gastos financieros
- Gastos por servicios de terceros
- Sueldos y salarios
- Gastos de representación y publicidad
Además, es recomendable anticipar gastos necesarios antes del cierre del ejercicio para su imputación temporal correcta.
5. Calendarización de pagos y obligaciones fiscales
Una buena planificación debe ir acompañada de un calendario fiscal detallado. Esto incluye:
- Fechas de presentación de impuestos
- Vencimientos de pagos fraccionados
- Declaraciones informativas (modelo 347, entre otros)
- Cierres contables mensuales o trimestrales
Contar con esta información permite evitar recargos y sanciones por olvidos o errores.
6. Análisis de impacto de decisiones estratégicas
Muchas decisiones de negocio tienen impacto fiscal. Cambios societarios, ampliaciones de capital, adquisiciones o externalización de servicios deben evaluarse previamente desde una perspectiva fiscal y contable.
El asesor fiscal debe tener un papel activo en estos procesos, aportando soluciones que equilibren crecimiento empresarial y eficiencia tributaria.
7. Elaboración de informes de seguimiento
La planificación no es estática. Requiere ajustes a lo largo del ejercicio según se desarrollen los resultados reales. Para ello, conviene generar informes de seguimiento trimestrales o semestrales, en los que se contrasten previsiones y datos reales, detectando desviaciones y proponiendo acciones correctoras.
Estos informes, además, refuerzan la comunicación con el cliente y generan confianza en la gestión fiscal realizada.
La planificación fiscal contable como competencia clave del asesor
Dominar la planificación fiscal contable permite al asesor fiscal posicionarse como un aliado estratégico de sus clientes. No solo aporta seguridad jurídica y control financiero, sino que también mejora la rentabilidad de las empresas que asesora.
En el entorno actual, caracterizado por la complejidad normativa y los cambios legislativos frecuentes, esta competencia resulta aún más relevante. Un asesor bien formado, capaz de integrar visión contable y criterio fiscal, tiene más posibilidades de aportar valor y diferenciarse profesionalmente.
Tanto para quienes se inician en el ejercicio como para quienes ya tienen experiencia, perfeccionar esta capacidad a través de formación continua, simulaciones fiscales y análisis de casos reales es una inversión imprescindible.
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